La apuesta electoral por el AVE tiene un reverso: Adif Alta Velocidad perderá un 22% más que en 2015, mientras que Renfe sale de su letargo y tendrá beneficios moderados en 2016. La conexión por alta velocidad con provincias para nada rentables como Zamora, Burgos o Palencia vuelve a comerse el grueso de las inversiones en infraestructuras. La subvención a las Obligaciones de Servicio Público cae ligeramente y amenaza con un cierre progresivo de líneas convencionales deficitarias.
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