Ha estado más de 20 horas sentada frente al criminal más terrible del siglo, Josef Fritzl. Su misión: hacerle hablar, penetrar en su mente para elaborar el informe pericial. Ha pasado casi un mes desde que se dictó sentencia y esta veterana psiquiatra todavía no sabe cómo convivir con todo el horror de aquellas sesiones. "El caso del señor Fritzl es único. Lo excepcional es la cuidadosa planificación de sus actos, la eficiencia que demostró al ponerlos en práctica y su pronunciada capacidad para separar sus dos vidas".
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