Más de 20 personas aseguran que fueron drogadas o presenciaron tales actos durante interrogatorios realizados por autoridades estadounidenses en la prisión de Guantánamo. Los afectados describieron síntomas como el mareo y las alucinaciones, se utilizan estos productos para forzar confesiones falsas, mientras tanto no les dejan dormir. El uso de productos para arrancar confesiones a los encarcelados es ilegal y carente de ética, apuntó el presidente de la organización Médicos por los Derechos Humanos.
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