La Iglesia lleva siglos procesando y ejecutando a las dos grandes amenazas de su pirámide productiva: los homosexuales (hombres que no cumplen su cometido en la cadena reproductora de la que se nutría la Iglesia con sus diezmos, sus fieles y sus siervos) y las feministas (mujeres que no acatan su posición de meras máquinas reproductoras-de placer-sirvientas familiares), pero ahora también van a por los bufones, a por uno en concreto: Leo Bassi. Pero esta represión no hace más que evidenciar su naturaleza: (...)enemigos acérrimos de la libertad.
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