Imaginemos que queremos introducirnos en una oficina con el objetivo de robar datos, colocar artefactos de escucha o simplemente comprometer la seguridad de dicha empresa por motivos de auditoria o reputación. Empecemos por el traje y la corbata, vestimenta que suele ser muy efectiva ya que en la mayoría de los casos denota diferencia de clases entre el empleado y el jefe o cliente. Añadamos una nota adicional de status color que puede ser un iPhone, un Blackberry o el reciente iPad. Con estos pequeños detalles tenemos asegurada la pertenencia
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