Llegó al instituto el padre de la menor, que estaba cansado de que le avisaran de la dirección del centro por el mal comportamiento de su hija, y le dio una bofetada en la cara. El fiscal le acusó de un delito de maltrato de obra y consideró que lo más justo es que fuera condenado a trabajar 31 días en beneficio de la comunidad, no poder acercarse a su hija en medio año y un día en una distancia inferior a 25 metros, y no portar armas en un año.
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