La sentencia declara probado que se ha vulnerado durante años el derecho a la intimidad y a la inviolabilidad del domicilio de los vecinos, y que el ayuntamiento no ha hecho nada por evitarlo. Los vecinos han soportado gritos, cristales rotos, vomiteras y escándalo nocturno durante años, sin que nadie pusiera remedio. Algunos llevan años con una pancarta colgada de su balcón en la que exigen su derecho a descansar. Ahora, el ayuntamiento de Málaga acaba de ser condenado a pagar 13.440 euros a cada uno de los cinco que le habían demandado.
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