Cerrar a cal y canto tenía un sentido totalmente literal, ya que no era otra cosa que tapiar las puertas y/o poternas de una fortificación o cerca urbana en caso de asedio para impedir o dificultar el acceso a la misma.Cuando se establecía un asedio a un castillo o una ciudad, no solo había que prever los posibles intentos por parte de los sitiadores para vulnerar los accesos, sino también el que dentro del recinto hubiera enemigos infiltrados que abriesen las puertas en plena noche dando paso a una horda de asaltantes
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