No falla. En cuanto hay alguien con intención de divertirse, sale un ciento tratando de erigirse como estandarte de la pureza, la integridad y la dignidad. Como yo soy uno de esos imbéciles, sé de lo que hablo. El problema llega cuando se trata de una celebración como la de Halloween. Se me quitan las ganas de criticar por dos motivos. El primero es que cualquier excusa para festejar algo y vestirse de mamarracho me parece buena. La segunda es que si la celebración es pagana, además de entretener, alimenta.
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