En la mañana del lunes 10 de febrero de 1936, el mayor Josef Bartik, del servicio de informaciones checo en Praga, recibió una carta dirigida a la Oficina de Informaciones del Ministerio de la Defensa Nacional. Instantes más tarde, el coronel Beck, jefe de la sección operaciones del contraespionaje, y el teniente coronel Moravec, jefe del grupo de investigaciones, se reunieron con el mayor Bartik, dando comienzo a la más fabulosa historia de espionaje de la Segunda Guerra Mundial.
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