Cuando llegó la moneda única nos enseñaron la fórmula perfecta para no equivocarnos: 6 euros son 1.000 pesetas. Pero esa cuenta no sirve en la calle. Las matemáticas de a pie son muy diferentes. Para las cifras grandes, se reclama la traducción a pesetas, y para las pequeñas, se ha inventado otra cuenta: 10 euros son 1.000 pesetas y 50 euros son 5.000 pesetas. La fórmula es tan fácil como errónea y produce en los ciudadanos la sensación de que el euro no cunde, de que todo es mucho más caro ahora.
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