«Hola, soy Marta, la chica de la foto, pero no, no soy enfermera ni estoy atendiendo a un paciente. Soy una hija despidiéndose de su madre dos horas antes de morir». Con estas palabras, Marta Justicia, una profesora de Lengua y Literatura en un instituto, comienza una carta con la que desea «al menos, salvar una vida», en unas fechas subrayadas, tradicionalmente dedicadas a las reuniones con familiares y seres queridos. «Lo quiero hacer por mi madre», señala con entereza esta jienense que ha tenido que lidiar con la faceta más dura del covid.
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