Esta comedia tétrica de fantasía y un humor gratificante más negro que la noche descubrió al gran público el espíritu sombrío y juguetonamente extravagante de Burton, que ya había demostrado en sus cortos, y no hubo vuelta atrás para él... Danny Elfman nos regaló una de las bandas sonoras más potentes, imaginativas y reconocibles de su trayectoria: Beetlejuice no sería lo que es sin ella.
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