La participación cada vez más masiva en la red social, fabrica nichos ideológicos en las antípodas que se dedican a cebar ésta de excrementos doctrinales. Cuando los grupúsculos se cruzan con menciones, Twitter se incendia en debates absurdos que reflotan nuestra españa más visceral y profunda. Menores de 20, calvos postizos, con avatares de banderas y aguilucho contra ‘hipsters’ con pañuelos palestinos y escaras en el culo de tanto calentar el sofá con su indignación... ¡That’s Twitter, folks!
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