«Oh, un escaparate de una imobiliaria, vamos a ver los precios». Es inevitable que, durante tus paseos de verano por Vilafranca de la Mierda, donde estáis pasando las vacaciones, tú y tu familia acabéis parados, de pie, delante del escaparate de una inmobiliaria y miréis los pisos y casas en venta a modo de «distracción», pero también como una forma de soñar con un cambio de vida definitivo. Si caes en esa trampa, piensa lo siguiente: Uf, qué caro es todo. A ver, hay algunas viviendas, sin jardín ni nada, que quizá no son tan lujosas...
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