Como dice el tango, 20 años no es nada, pero a veces parece una eternidad. Dos décadas han transcurrido desde que Duncan Graham-Rowe dejó al mundo atónito al escribir "IBM" mediante 35 átomos de xenón. Los movió uno a uno y los convirtió en la tinta con la que redactó el primer capítulo de una nueva historia de la ciencia y la ingeniería. Sin embargo, el objetivo de esta nueva disciplina es la manipulación de los átomos para crear estructuras nuevas y no era eso lo que buscaba Graham-Rowe.
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