Cuentan las estadísticas extraoficiales (porque oficiales no se han recabado) que más de la mitad de los negocios que pasan por las manos de Chicote acaban cerrando. Siete de cada diez, estiman hosteleros que pasaron por el programa. No es extraño, normalmente estos lugares ya estaban a un paso de la bajada de persianas antes de que llegara el afamado chef. Y, claro, algunos no necesitan un consejo, sino un milagro para salir adelante. Incluso, hace años se formó una asociación de damnificados por Pesadilla en la Cocina.
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