Aquí vemos una caja de Telefónica, está bien anclada a la pared, y los cables, menos uno, debidamente protegidos en su tubo. Todo casi bien, pena de un pequeño detalle: está abierta, dejando todas las fichas de empalme a merced de las inclemencias atmosféricas. Con cuatro gotas de lluvia ahí, a ver quien telefonea, y de la calidad del ADSL en un día de viento y lluvia ya mejor no hablamos.
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