"Vamos lento porque vamos lejos", decían en el 15M. Se disipó rápido, la marabunta desapareció de las plazas casi tan rapido como había aparecido, los activistas de sillón que por una vez habían accedido a sentarse en el asfalto volvieron a su mullida tribuna de opinión enfrente del ordenata. Algunos encontraron un grupo nuevo de amigos y las comisiones se tornaron en botellones, blogs, webs y portales de internet abandonados. Ahora el 15M se ha liberado de activistas de sofá y se ha nutrido de gente que se está capacitando.
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