Desde que el 15 de Mayo comenzara la revolución pacífica en España y a largo y ancho del mundo, han pasado muchas cosas. Buenas y malas, pero todas estaban unidas por el mismo ideal: reformular la democracia de una manera que ésta sirviera al pueblo, y no a la inversa. Algunas de las ideas surgidas en la plaza de Sol mediante asambleas a lo largo de la duración de la concentración no me representan, no por su contenido, sino por su universalidad. Propongo un verdadero manifiesto universal donde tengan cabida todos los puntos de vista políticos.
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