Mientras las grandes ciudades se abarrotan y sus ciudadanos del vagón de cola se asfixian con un mercado inmobiliario que les expulsa, crece en paralelo un discurso que puede parecer alternativo y es más bien consecuente del anterior: la vida eficiente, ecológica, orgánica, liberadora, competitiva. En Hong Kong, Shangai, Nueva York o Madrid estamos viendo la llegada de un nuevo modelo habitacional que nos venden como mucho más interesante, una opción inteligente para los bolsillos de esa demanda joven y adaptativa.
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