Decía Disraeli, con cierta soberbia, que él, cuando necesitaba leer un libro, lo que hacía era escribirlo. Pero todavía es más conocido aquel célebre exabrupto lanzado por Eugenio d’Ors contra Eduardo Aunós, ministro de Primo de Rivera, famoso por su incontinencia literaria. ¡Qué gran cultura tendría el ministro, le dijo un día el pensador barcelonés, si hubiera leído todos los libros que ha escrito!
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