Se fue un 24 de diciembre. Cualquier fecha habría resultado igualmente caprichosa porque marcaba en el calendario la fatalidad para un cantante con alma de poeta, el punto final y despedida prematura de un artista honesto que le cantaba a la autenticidad, a veces desde las sombras. “Eras literatura cantada”, dijeron de él en la revista Lumière Noir Musique. El título de esa publicación parecía hecho a medida de Germán Coppini (Santander, 1961-Madrid 2013).
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