Lo dicen sus amigos: Vicente Del Bosque es hombre de palabra fácil y oído despierto. Le gusta escuchar, sonreír y mirar. También le gusta caminar despacio y observar cómo se mueve el mundo a su alrededor, y tomar nota de todo con la dedicación reverencial de un principiante. En el fondo, este maestro del fútbol, campeón de casi todo, lucha con todas sus fuerzas para no perder la perspectiva y seguir pisando sobre tierra. Porque Del Bosque, seleccionador nacional de la campeona del mundo, busca con ahínco un título mucho más difícil: ser campeón