El antiguo convento de Randa (Mallorca) es ahora una casa vacacional con doce plazas. No es un alojamiento más en la isla de la masificación turística y la gentrificación. El mantenimiento y la explotación de las instalaciones han posibilitado la inclusión laboral de personas con diversidad funcional y la diversificación de la oferta de plazas de los talleres prelaborales impulsados por el Servicio Ocupacional de la entidad. El huerto, por su parte, ha sido rehabilitado y equipado para la producción ecológica de cítricos.
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