«Tengo una idea», dijo Beverly. Y así fue como, en torno a la página mil de la novela, Stephen King anunció que iba de morros hacia el escándalo. El personaje de Beverly tiene once años y está atrapada con sus seis amigos en las cloacas de Derry. Ante una muerte inminente, tiene una especie de revelación. La idea para salvarlos a todos: que, uno por uno, pierdan su virginidad con ella, por turnos, sobre el cemento pútrido de los túneles. Niños, alcantarilla, orgía. No había permutación posible que no derivara en polémica.