Elon Musk, el hombre más rico del mundo, dijo que compró Twitter porque su hija era trans y comunista, lo que le provocó su distanciamiento. El señor de las naves espaciales decidió gastarse más de 40.000 millones de euros en destruir lo que consideraba que había provocado que su hija no le quisiera: la ideología woke. Musk usó su fortuna para ganar la batalla cultural. Enhorabuena. Lo ha conseguido. No obstante, su hija sigue repudiándolo.
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Si les quitas los participantes a la bronca se quedan sin su entretenimiento ideal.
Los típicos seguidores de Elon Musk que se tragan todas sus chorradas como verdades a pesar de todas sus mentiras y lo tratan como si fuera infalible y un genio en todos los sentidos porque "como es rico, será por algo".