Japón es un lugar de contrastes y extremos, en ocasiones difíciles de entender para un occidental. Esta característica alcanza temas de lo más diverso, incluyendo por supuesto el sexo: los japoneses son los mejores para explotar fetichismos y gustos sexuales exagerados. No en vano una de las obras más célebres del grabado japonés o ukiyoe representa a una mujer recibiendo placer por un pulpo en el titulado ‘El sueño de la esposa del pescador’ de Katsushika Hokusai, es la más conocida.
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