Igual que Miguel Ángel convirtió a Apolo en Jesucristo y Van Bijlert lo hizo a la inversa, no hay nada más natural hoy día que colocar en el centro de una mesa de la Última Cena a los exponentes de la nueva religión que está intentando conquistar el mundo mediante su misión universal: la mitología LGBTQ, casi tan incomprensible en sus misterios como la cristiana, tan exigente en términos de fe como aquella y defensora de los mismos conceptos, empezando por las Dos Naturalezas unidas en el cuerpo «no binario»...
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