En 1938, la Alemania nazi invade Checoslovaquia apoderándose de la región mayormente germana de los Sudetes. Mientras los alemanes cruzaban la frontera por Bučina, no preveían ninguna resistencia, pero se encontraron con una escena realmente confusa. Según cruzaban, les plantaba cara Josef Mencik a lomos de un caballo, vistiendo armadura, morrión, y portando una gran alabarda. Conforme avanzaban los modernos tanques, Josef permanecía impertérrito, causando el desconcierto entre los invasores, que lo tomaron por un loco y pasaron de largo.
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