Cuando era niño, pensaba que la fiebre era una enfermedad, como supongo que nos ocurría a todos: tenías fiebre, no ibas al colegio. Conclusión, la enfermedad era la fiebre. Años después, al estudiar inmunología en la facultad, comprendí que en realidad es al contrario: la fiebre son los buenos. Es un signo de que el cuerpo está luchando contra la enfermedad. Es por esto que los síntomas leves de fiebre, inflamación y malestar tras una vacunación, como la de la COVID-19 implican que la vacuna está haciendo exactamente lo que tiene que hacer.
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Queda demostrado, AZ es malisima.