¿Y si la solución al creciente problema de la basura espacial es un cohete que se consume a sí mismo a medida que asciende por la atmósfera? Un grupo de investigadores ha creado justo eso: el primer cohete autófago del mundo. Ouroborous-3 es un motor de cohete sin soporte que utiliza el calor residual de la combustión para fundir su fuselaje de plástico y utilizarlo como combustible. Utiliza tubos de plástico de polietileno de alta densidad, que arde con propelentes típicos de la industria: propano líquido y oxígeno gaseoso.
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