El Hubble detecta el cometa activo más lejano conocido. Durante mucho tiempo tuvimos una idea relativamente simple de la naturaleza de estos viajeros de las profundidades. Básicamente que eran "bolas de nieve sucia", restos de la formación del Sistema Solar, que se "activaban" cuando se aproximaban al Sol y su helada superficie de calentaba, en una curva de actividad previsible y sin muchas sorpresas. Una imagen que hoy día ya está completamente superada, y en su lugar se sitúa otra muy diferente, una en que los cometas con pequeños mundos por si mismos, complejos, únicos, con personalidad propia y en no pocas ocasiones impredecibles. Décadas de exploración y el trabajo extraordinario de sondas como Rosetta nos lo han dejado claro.