Durante décadas, las vocalizaciones ultrasónicas de los roedores han intrigado a la comunidad científica. Tradicionalmente, se creía que estos sonidos, tan agudos que resultan inaudibles para los humanos, estaban vinculados al cortejo, como una especie de serenatas de amor. Sin embargo, una nueva hipótesis propone algo aún más sorprendente: los roedores podrían usar estos ultrasonidos para mejorar su sentido del olfato. Según esta idea, los ultrasonidos sacuden las partículas en su entorno, facilitando su inhalación.