Isabel pronto destacó en la actividad sindical, participando en la creación del Gremio de la Aguja, y en la organización de las mujeres trabajadoras, confirmándose como una auténtica líder anarcosindicalista antes de los veinte años. Durante una huelga en la pesca de la almadraba, en la que la empresa utilizó la táctica de contratar a mujeres magrebís por la mitad del salario que le pagaba a las españolas, para boicotear la protesta, consiguió que se unieran también estas, en menos de veinticuatro horas, logrando mejores condiciones laborales.