Durante el primer minuto, la mayoría de las personas no nota la falta de internet. Las aplicaciones y servicios que no requieren conexión siguen funcionando. Solo quienes intentan enviar un mensaje o actualizar una página web se dan cuenta de que algo anda mal. Las operaciones básicas en empresas y hogares continúan, aunque algunos sistemas dependientes de la nube empiezan a mostrar fallos. Los servicios críticos que dependen de datos en tiempo real, como los centros de control de tráfico y hospitales, podrían ver un ligero retraso.