La imagen popular de la armadura medieval parece lo bastante formidable como para que cualquiera de nosotros pueda asumir que, con su protección de acero, saldremos de la batalla más angustiosa sin un rasguño. Sin embargo, si realmente nos viéramos transportados, por ejemplo, al bando francés en la batalla de Agincourt, probablemente tendríamos un sentido agudo de dónde esas flechas inglesas podrían, no obstante, asestar un golpe fatal. Este es el asunto que se investiga en detalle en el vídeo, una producción de Tod's Workshop
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Una tanda de flechas te apalizaba.
Depende un poco donde te dé. Si te da en el pecho (armadura de placas, claro) dispersas la energía entre mucha carne, si llevas una cota de malla o una textil, aparte de que igual pincha algo, el impacto lo notas más. Una mano te la debía dejar guapa por mucha protección que llevaras ... Una leche en el casco debía notarse de narices, sobre todo si no te la esperabas.
Eso si, en cuanto el carcaj se vaciaba...
#9 Eso he pensado yo. Los arcos largos creo que se usaban a larga distancia y tiro parabólico. En tiro tenso creo que se usaban ballestas.
#11 Me suena que clavaban las flechas en el suelo delante, más rápido que el carcaj
Al parecer fuerzas de arqueros montados (igual eran los mongoles) se enfrentaron a fuerzas de infantería muy protegidas, lo que hicieron los montados era acercarse lo justo para quedar fuera del alcance de los infantes (a lo mejor eran 20-30 metros) y disparaban a bocajarro contra la parte más desprotegida (la cara, los cascos no eran precisamente como el del vídeo) Para jinetes avezados a disparar a ciento y pico metros aquello era un tiro al blanco.
Algo así como lo de Craso, pero desde más cerca.
No es un autor especialmente riguroso históricamente, pero tampoco destroza la historia y es un muy ameno de leer.
No creo que le dé tiempo a fallar.
Pero no he participado en ninguna batalla medieval.