La cartografía tampoco ha escapado al vértigo de la revolución digital. Dispositivos inteligentes, drones que obtienen imágenes para aplicaciones cartográficas, un uso generalizado del posicionamiento y la navegación, visualizadores temáticos… Pese a todo, la cartografía tradicional aún tiene sus amantes; verdaderos fans del mapa concebido como unidad irrepetible. Esa esencia está ausente en el mapa digital, desposeído de aquella aura artística que hace único al mapa impreso o -palabras mayores- al manuscrito, vigente hasta el SXVI.