La escritura a mano favorece una lluvia de conexiones en el interior del cerebro y con el resto del cuerpo. Los manuscritos suelen ser textos enriquecidos y complejos, frente a los escritos por medio de un teclado que, según los expertos, son mucho más simples, automáticos y pobres. Aún así, la tendencia es orillar el proceso caligráfico manual en detrimento del aprendizaje digital, a pesar de que las consecuencias negativas para los alumnos, traducidas en peores índices de comprensión lectora, sean ya más que evidentes..