Imagínate que eres un erizo. Ese simpático y torpe animal. Que tienes tu familia, igual de simpática y torpe, y que, al lado de tu casa, de la casa de siempre, donde ha vivido tu familia durante generaciones, a alguien le da por construir una fabulosa carretera justo en el trayecto entre tu casa y el río, el lugar donde está el agua, la comida y el refresco...