En sus rutinas utiliza tres, cuatro, cinco y hasta seis bolas de colores y tres, cuatro y cinco mazas, algunos de los objetos típicos de quienes dominan esta curiosa habilidad. Basta fijarse un poco para ver cómo los movimientos también van cambiando, porque es capaz de utilizar muchas técnicas distintas para cada combinación de objetos. Una especialmente atractiva es la de cuatro bolas –dos azules y dos blancas– porque parece como si no se elevaran sino que flotaran a izquierda y derecha casi mágicamente.