El intento de los delegados estadounidenses en la Organización Mundial de la Salud de hundir o deshacerse de una resolución que busca promover la lactancia materna en los países no desarrollados representaba tantas cosas: era una posición acosadora, anticientífica, proindustria, en contra de la salud pública y corta de miras, por mencionar solo algunos aspectos. La aseveración de Trump este lunes en Twitter —decía que las mujeres necesitaban acceder a la fórmula láctea debido a la desnutrición— desafía tanto a la ciencia como al sentido común.