Felicidades camaradas, ¡la revolución ha triunfado! Al fin, las redes sociales, el nuevo instrumento de la vanguardia del proletariado y de la ciudadanía, han servido para tumbar al Leviatán decimonónico. Ayer, los tipos esos a los que pagamos un salario estratosférico por hacer no sabemos bien qué en una ciudad del norte de Europa, rechazaron recortar algunos de sus privilegios. Pero ahí estábamos nosotros, la voz de la sociedad, para hacerles frente.