El uso de las nuevas tecnologías para aprobar exámenes de forma fraudulenta está cada vez más extendido. En las aulas proliferan auriculares y sistemas de transmisión remota, intercomunicadores ocultos, tintas invisibles utilizadas para redactar textos en folios aparentemente en blanco, prendas, faldas y camisas con doble fondo, gafas con reflectores ocultos en sus lentes e, incluso, relojes digitales de pulsera en los que pueden introducirse todo tipo de textos, datos y fórmulas.