Se los atisba fácilmente, en alguna terraza con trescientos botellines sobre la mesa, de tardeo, con las camisetas de fútbol puestas, las gafas de sol sobre la frente, el móvil rulando de mano en mano para enseñar el meme de turno ("tienes que ver lo que me ha llegado", aunque ya se lo hayan mandado veinte veces) y un léxico sacado de una película de Santiago Segura.