Los que siguen pensando que la nueva ultraderecha es un fenómeno nacional o limitado solo a algunos países están muy equivocados. Vale la pena aclararlo una vez más: la extrema derecha 2.0 es una gran familia global con lazos transatlánticos y un sinfín de think tanks, fundaciones, institutos y asociaciones que en las últimas dos décadas han ido tejiendo una tupida red que promueve una agenda compartida, además de mover sumas ingentes de dinero. Desde Washington a Budapest, desde Moscú a Bruselas, desde Brasilia a Lisboa, desde Roma a París,…