Que el hormigón sea el material de construcción más empleado en el mundo no es una casualidad. Su resistencia, su versatilidad y su bajo coste justifican su presencia en prácticamente cualquier obra, tanto de infraestructura como de edificación. Pero las condiciones de servicio, los ciclos de hielo-deshielo, la presencia de agentes agresivos o el CO₂ atmosférico pueden llevar al deterioro prematuro del material. Cuando el hormigón se daña suelen aparecer fisuras que dejan expuestas las armaduras metálicas a la acción de agentes agresivos.