Desde la partición de Palestina en 1948, y más todavía desde las terribles matanzas y usurpaciones de territorio perpetradas en 1967, la situación de los palestinos no ha hecho sino degradarse, hasta convertirse en una hecatombe silenciosa sobre la que prensa sistémica calla malignamente. Los palestinos han sufrido, año tras año, constantes expropiaciones de tierras; han sido sometidos a un inhumano sistema de discriminación y limpieza' étnica; han sido enjaulados detrás de muros y alambradas, mientras sus templos y escuelas eran bombard