La idea, aunque puede parecer descabellada, tiene en realidad una lógica aplastante. Para muchos biólogos y geólogos actuales, en efecto, no cabe duda de que en Marte hay, o por lo menos hubo alguna vez, vida. Casi cuarenta misiones no tripuladas han sido enviadas hasta ahora al Planeta rojo, una buena parte de ellas con la misión específica de encontrar agua (cuya presencia allí ha sido repetidamente confirmada) y rastros de algún tipo de vida orgánica, ya sea presente o pasada.