“La gente más mayor la seguirá usando tal vez. Los jóvenes estamos deseando quitárnosla”, apunta José Márquez, mientras fuma un cigarro en el epicentro del barrio barcelonés. A pocos metros, Martí Nagel, de 21 años, y Ona López, de 21, aceleran el paso, kebab en mano. Pasan de las 12 de la noche y son de los pocos que todavía llevan mascarilla en la plaza. “Anda, ¿ya son las 12? Ni me había enterado, pero me va a dar un gustazo quitármela... Tengo muchas ganas”, asegura Nagel.